Ejecutado por error


Una publicación académica de la Universidad de Columbia reveló los resultados de una exhaustiva investigación en la que se prueba que el hispano Carlos DeLuna fue ejecutado en Texas por un crimen que cometió un tocayo y amigo suyo, muy parecido físicamente a él.

Carlos DeLuna recibió en 1989 la pena capital por el asesinato de Wanda López, quien trabajaba en una tienda de Corpus Christi (Texas) en febrero de 1983 cuando un hombre la atacó para robarle el dinero y la apuñaló. López estaba en línea con el teléfono de emergencias 911 en el momento de ser asaltada.

Minutos después, DeLuna fue encontrado por la policía debajo de una camioneta y llevado a la tienda, donde un testigo anglosajón lo identificó como el hispano que vio saliendo del establecimiento tras el asesinato.

Desde el primer momento en que fue detenido y hasta que fue ejecutado, seis años después, alega el estudio publicado este miércoles, DeLuna sostuvo su inocencia y declaró que había sido confundido con el verdadero asesino, su tocayo Carlos Hernández.

Al principio, DeLuna no quiso revelar la identidad de Hernández en el crimen, por miedo a posibles represalias. Pero cuando cambió su declaración, la fiscalía no le creía.

La investigación policial ignoró dicha afirmación y Hernández fue declarado en el juicio como inexistente, como producto de su imaginación. Pero en realidad, sí existía. Ambos tenían antecedentes pensales y habían pasado la noche juntos. Según declaró DeLuna, se conocían desde hacía cinco años.

El parecido físico de los dos era tal que, cuando años después, en 2004, un detective que retomó el caso visitó a un cuñado de Hernández, éste identificó a su familiar en una foto, que en realidad era de DeLuna. Incluso el abogado de Hernández confundió en una ocasión el uno con el otro.

El caso fue cerrado con la detención de DeLuna a los 40 minutos del crimen. Lo sorprendente es que no se tomase ninguna prueba de ADN, sangre o huellas. Siempre Hernández salía airado de sus crímenes, y no era casual; ya que podría haber sido una fuente de la policía, según James S. Liebman, investigador jefe del estudio y profesor de leyes de la universidad.

Hernández cometió numerosos crímenes después de la muerte de Wanda López. Fue arrestado 39 veces, 13 de ellas por llevar un cuchillo de caza, y pasó toda su vida en libertad condicional. Además, Hernández solía jactarse públicamente de ser el asesino de López.

A los dos meses de que ejecutasen a DeLuna, en diciembre de 1989, Carlos Hernández fue condenado a diez años de cárcel por agredir a una mujer con un cuchillo. Sin embargo, nadie en Texas reparó ante una posible relación con el asesinato de Wanda López.

"Los Tocayos Carlos" expone el caso en 400 páginas; es una de las investigaciones más meticulosas que se hayan realizado sobre un crimen en la historia de EE.UU., según Liebman, el autor que ha realizado esta investigación junto con doce alumnos.