Hace unos días aparecía en la televisión el caso de una centenaria anciana china a la que le había crecido un cuerno en la frente, Zhang Ruifang. En el reportaje, haciendo alarde de una investigación rigurosa, se comentaba que era un caso único que tenía perpleja a la comunidad médica del país, ya de paso, incluían palabras como “cuerno del demonio” y hacían mención a alguna vieja leyenda china más o menos profética.
Por supuesto, todo sea por la audiencia, pero aparte de que la anciana luce un cuernecito en la zona izquierda de su frente, todo lo demás no tiene fundamento alguno, y menos en China, donde los cuernos cutáneos son algo bastante común entre la población más anciana.
Abuela china Granny Zhao, con un cuerno de unos 13 cm. en el centro de la frente.
Ma Zhong Nan, de 98 años de China. El cuerno le crece justo desde la coronilla.
Otro hombre “cornudo” de 88 años Zheng Zhou, de China.
Estos cuernos se producen por un proceso de queratinización de la piel por varias causas como; carcinoma de células escamosas, verrugas virales, keratosis, keratoacanthoma, la enfermedad de Bowen, keratosis seborréica o el carcinoma de célula básica. En un 50% de los casos se trata de tumores malignos que deben ser extirpados, en el resto no es más que algo molesto, sin más consecuencias en su portador que las de tener que aguantar las burlas de sus vecinos.
Tampoco la cabeza o la frente es el lugar único y exclusivo de crecimiento de estos carcinomas, que pueden aparecer en cualquier lugar del cuerpo.
Existen reportes sobre este tipo de enfermedad desde hace siglos, el Doctor J.J.Lamprey en 1887 realizó una minuciosa descripción del conocido Hombre con Cuernos de Africa. Descubrió que tal anomalía había sido causada por una deformación congénita asociada a un desarrollo notable del la región infraorbital en el hueso maxilar.
Además , describió varios casos y a través de un intérprete intentó hallar alguna evidencia además de la congénita relacionada con traumatismos. Aunque en la región la deformación artificial no es muy común sugirió la posibilidad de que alguna técnica se haya empleado.
Probablemente el más remarcable caso de cuernos en seres humanos fue el de Pablo Rodrigues, un porteador mexicano quien desde la parte superior y lateral de su rostro tenía un cuerno de casi 35 centímetros de largo dividido en tres ramas que le daban el curioso aspecto de usar una especie de gorra roja. En París existe un modelo de yeso de un cuerno de 20 a 22,5 centímetros de largo que se supone fue obtenido de una señora mayor por el doctor Souberbielle.
No menos interesante es el extraordinario y llamativo cuerno crecido en la parte lateral posterior de la cabeza de una mujer. Semejaba exactamente el cuerno de un carnero excepto en que era de color amarronado y algo más delgado.
La mujer se llamaba Mary Davis de Saughall en Cheshire de 74 años de edad en 1688 cuando falleció. Este caso fue citado en numerosas publicaciones populares y médicas.
Pese a que se han documentado casos de cuernos cutáneos en los cinco continentes, parece ser que los asiáticos tienen más tendencia a desarrollarlos. La inmensa mayoría de este tipo de carcinomas se dan en personas mayores de 70 años, aunque existen casos en gente más joven, de treinta e incluso veinte años.