A nivel mundial, el pelo rubio es poco frecuente. Solo es habitual encontrarlo en el norte de Europa y, fuera del continente, en Oceanía, lo que incluye las Salomón y las islas vecinas. Allí, entre un 5 y un 10% de la población es rubia, la misma frecuencia que, por ejemplo, caracteriza a la población en Irlanda. Semejante mezcla se creía fruto del mestizaje. Los mismos melanesios, más originales, explican el color platino o dorado de su pelo por una exposición prolongada al Sol o una dieta rica en pescado.
Interesados por los hermosos patrones discordantes de la pigmentación de los isleños, los científicos del Centro de Análisis Causal en Epidemiología Traslacional, de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford (EE.UU.) tomaron muestras de un grupo de nativos de Melanesia, 43 con el pelo rubio y 42 con el pelo oscuro, y llevó a cabo un análisis genético para comparar sus genomas. No fue fácil tomar las muestras: gran parte de las islas Salomón está poco desarrollada, sin carreteras, electricidad ni teléfonos. Además, es una de las naciones con mayor diversidad lingüística del mundo, se hablan decenas de lenguas. Se pidió a los nativos que escupieran en pequeños tubos para proporcionar la saliva que se utilizaría para la extracción de ADN. A pesar de los problemas, en el lapso de un mes se recogieron más de 1.000 muestras.
Un gen independiente
Los investigadores quedaron fascinados por la ubicuidad del pelo rubio, especialmente entre los niños. Cuando analizaron las muestras, descubrieron de inmediato una única señal muy fuerte en el cromosoma 9, que representa el 50% de la variación en el color del pelo de los melanesios.
El equipo llegó a identificar el gen responsable, llamado TYRP1, que codifica una proteína relacionada con tirosinasa, una enzima previamente reconocida por influir en la pigmentación en ratones y seres humanos. Otros estudios revelaron que la variante particular responsable del pelo rubio en las islas Salomón está ausente en el genoma de los europeos.
Esto significa que la característica humana del pelo rubio se originó de forma independiente en la región ecuatorial de Oceanía, algo que los científicos consideran «inesperado y fascinante». El hallazgo «subraya la importancia de realizar estudios genéticos en poblaciones aisladas», afirma Carlos D. Bustamante, profesor de genética de Stanford. «Si vamos a diseñar la próxima generación de tratamientos médicos que utilizan la información genética y no tenemos un espectro muy amplio de las poblaciones incluidas, podríamos beneficiar desproporcionadamente a algunas poblaciones y perjudicar a otras».